¿Qué es amar?, ¿alguna vez te lo has preguntado?
¿Crees que sabes amar?, ¿cuál es tu nivel de Amor: simpatizar, empatizar, admirar, apreciar, fusionarte y hacerte uno con el ser amado?
Amar de verdad siempre es dar. El verdadero Amor nace de dentro.
El ser humano que ama, lo hace desde una gran plenitud interior, no desde la carencia. La carencia de afecto, de sexo, de seguridad económica por la que muchas personas se "venden" a sus parejas, creyendo que eso es amar.
¿Cuántas mujeres sin preparación profesional se han "vendido" a un marido sólo por tener seguridad económica? ¿Y cuántos hombres venden su dignidad a cambio de los favores sexuales de sus mujeres? Yo conozco a muchas parejas y matrimonios así. Y están convencidos de que eso es Amor, Amor de pareja. Incluso de que son el ejemplo de un matrimonio bendecido por Dios. Luego vienen las tensiones, los desengaños y las relaciones de sumisión, de control y dominio del otro.
Es curioso escuchar a las parejas, a cómo se llaman, a cómo se refieren el uno al otro cuando cae la llamarada inicial, y simplemente conviven rutinariamente. Entonces se llaman cosas como: papá, mamá; el otro, la otra; el padre de mis hijos, la madre de mis hijos... Y todo eso por sentirse obligados (por la presión religiosa, social, cultural y familiar) a seguir representando un papel "socialmente aceptable". Todo por el miedo al "qué dirán". A la cobardía de no saber qué hacer con la propia vida si no se siguen los moldes, los patrones de la sociedad de turno.
Amar siempre es dar y es darse desinteresadamente, sin esperar nada a cambio. El ser humano que ama de verdad está tan lleno de Amor que el Amor le sale, le brota por todos los poros de su piel. Y ese Amor no es restrictivo, ni limitado, ni posesivo. No se limita sólo a "mi" pareja, a "mis" hijos, o a "mi" familia.
El ser humano que ama de verdad, ama a tope y sin topes a toda la Humanidad, a todo ser viviente, a toda la Creación.
En muchos matrimonios, en muchas parejas que dicen amarse, el Amor está sujeto a condiciones, a acuerdos tácitos (ni escritos, ni hablados, pero muy reales y visibles para las personas despiertas y cercanas a esas parejas), a pactos infantiles y egoístas.
Para muchas mujeres sus condiciones son:
* Te daré sexo si me das seguridad económica y un buen estatus social.
* Te daré hijos si te sometes a mis caprichos, a mis exigencias irracionales, si me haces el sueño de tener una casa grande y vistosa, que sea la admiración de los demás; si renuncias a mucho de tu tiempo libre para estar conmigo y en todas las fiestas familiares.
* Yo cocinaré bien para ti, pero tráeme a casa mucho dinero. Tanto como ganan nuestros vecinos o más. Da igual si tu empresa carece de ética o de respeto a la Naturaleza. No tengas miramientos, si no lo haces tú lo hará otro.
Véndete en el mercado laboral por mucho dinero.
Y para muchos hombres sus condiciones son:
* A cambio de tener sexo contigo, trabajaré como un bestia y seré muy productivo y muy competitivo. Incluso a costa de mi salud.
* Seré tu payaso, tu bufón. Te haré reír y sonreír, te divertiré cuando caigas en el tedio, en el aburrimiento y en la tristeza por no tomar las riendas de tu vida emocional.
Seré tu papá-payaso. Te daré nutrición emocional y te garantizo estabilidad económica de por vida. A cambio de tus favores sexuales, claro.
Hoy celebramos la Navidad los cristianos de todo el mundo. El nacimiento de Jesucristo, del Hijo de Dios, del Dios del Amor hecho hombre. Pero, ¿tenemos claro los cristianos qué es el Amor? ¿Hablamos todos de los mismo?
Los seres humanos que vivimos en la cultura occidental de hoy en día, muchas veces caemos en la vanidad de creernos el ombligo del mundo, la "crème de la crème" de la Humanidad.
La mayoría ignoramos que en planeta hay culturas mucho más antiguas, más sabias y mejor enraizadas en la Realidad (tanto física como espiritual) que la nuestra. Como la cultura tradicional china, la japonesa, la de la India; la cultura ancestral de los aborígenes australianos, la de los indios norteamericanos, de Centroamérica y de Sudamérica; la de algunos pueblos de África, la de los pueblos de Polinesia...
Tengo entendido que en la lengua sánscrita de la India existen unos 40 nombres distintos para referirse al Amor. Eso es de una profundidad filosófica, conceptual y experiencial que la mayoría de occidentales ni soñamos. Tengamos en cuenta que con el lenguaje los seres humanos expresamos y creamos nuestra "realidad".
Desde mi punto de vista, y haciendo una comparación gastronómica, los occidentales nos sentimos orgullosos de "conocer el arroz" porque sabemos cocinarlo con agua y sal. Y los hindúes que dominan bien el sánscrito conocen 40 maneras distintas de cocinarlo, condimentarlo, colorearlo, presentarlo en la mesa y saborearlo delicadamente. ¿Cómo vamos a estar hablando de lo mismo?
Mi amigo Óscar Castro (físico, filósofo, profesor universitario, conferenciante, fundador del grupo UNESCO para el Diálogo Interreligioso UNESCO en Lleida, estudioso del hermetismo antiguo, y no sé cuántas cosas más...) me explicó varias veces que la Biblia y los Evangelios perdieron mucha de su riqueza léxica al ser traducidos de las lenguas originales al griego clásico, al latín y, finalmente, a nuestras lenguas vernáculas, como por ejemplo el español.
Hay un pasaje en los evangelios en el que Jesús le pregunta a Pedro si le ama, y que en español la traducción queda como un diálogo un poco raro:
Jesucristo: -Pedro, ¿me amas?
Pedro: - Señor, te amo.
Yo no sé latín, pero creo que en la versión en latín el diálogo queda algo así:
Iesus: - Petrus, agape me?
Petrus: - Dominus, filei te.
En la versión original (y en la versión en griego clásico y latín), Jesucristo le está preguntando a Pedro con qué clase de Amor le ama, en qué grado. Y en su pregunta, Jesucristo le está preguntando por el tipo más alto de Amor: el ágape, la concordancia, la sintonía total con el ser amado; la fusión en lo mismo, el hacerse uno con el ser amado. Jesucristo le pregunta a Pedro, ¿me amas desde ahí?, ¿has alcanzado el nivel espiritual?, ¿has llegado a hacerte uno conmigo? Y Pedro reconoce, humildemente, que no ha llegado a ese nivel.
En la Grecia antigua había 3 clases de Amor: Eros, Philia y Ágape. Tampoco sé griego clásico, pero, desde mi ignorancia, me atrevo a dar ésta aproximación a la traducción de éstos términos:
Eros, el Amor más primario, instintivo, sexual y sensual.
Philia, un Amor más humano, más cultivado, más emotivo e intelectual.
Ágape, el Amor en su cúspide humana, la comunión total, la fusión con el ser amado, soy uno con el amado; este amor es de índole espiritual.
¿Cuántos cristianos conocen la verdad de este pasaje? Sinceramente creo que muy pocos.
Si los que nos llamamos cristianos no nos cuestionamos en serio qué es el Amor, qué vino a enseñarnos (a recordarnos) el Cristo, si no lo practicamos en nuestro día a día... entonces, ¿qué puñetas celebramos el día de Navidad?
¡QUE EL AMOR REINE EN LOS CORAZONES DE TODOS LOS SERES HUMANOS!
¡FELIZ NACIMIENTO AL AMOR!
¡FELIZ NAVIDAD!
Estas reflexiones sobre el Amor las escribí en Lleida el 25 de Diciembre de 2015, entre las 6:00 y las 7:24 h.
Al pasar el texto a este blog acabo de descubrir, investigando en Internet, que en la Grecia antigua no había 3, sino 4 tipos de Amor: Eros, Storgé, Philia y Ágape. Podéis encontrar la información más detallada en este enlace.
Bueno. Como acabamos de ver, el ejercicio de pararnos a hacernos alguna pregunta sobre un tema es un ejercicio muy enriquecedor. Por eso los seres humanos de mayor riqueza interior no son aquellos que simplemente han tenido más experiencias, sino quienes más y mejor han reflexionado sobre sus experiencias.
¡Feliz Navidad a todos!